Si algo ha diferenciado siempre a Arla Foods es que no es solo una empresa de lácteos, sino una familia; una cooperativa formada por casi 10.000 ganaderos repartidos por siete países del norte de Europa. Todas sus granjas se rigen por un estricto programa conocido bajo el nombre de Arlagarden, a través del cual hacen un seguimiento exhaustivo de su producción y vigilan la calidad de su leche, el bienestar de sus vacas y la huella medioambiental. Con este método, Arla supervisa la cadena de producción de sus productos desde la granja hasta el lineal del supermercado.
Arla Farmer Owned significa que cada ganadero tiene la libertad de gestionar su granja y aplicar sus conocimientos y experiencia, aunque sin perder de vista las directrices establecidas bajo el programa Arlagarden. El objetivo es asegurarse del control de la producción, detectar mejoras rápidamente y en cualquier momento de la cadena de producción, y ayudar a la marca y a sus ganaderos a seguir posicionándose como una compañía de referencia. La firma rechazará toda la leche proveniente de cualquier granja en la que se detecte el incumplimiento de alguno de los requisitos hasta solventar el problema.
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