Los lácteos se encuentran en prácticamente todas nuestras neveras. No sólo son nutritivos y están buenísimos, sino que también se caracterizan por su versatilidad para todo tipo de recetas, tanto platos principales como postres sorprendentes.
Las aportaciones de leche, yogur y queso para asegurar una vida más saludable, en el marco de una dieta equilibrada y variada, sin olvidar la práctica de ejercicio regular, son incuestionables. Los lácteos aportan proteínas e hidratos de carbono, además de calcio, potasio, fósforo, zinc y otros minerales y vitaminas. Son ricos en nutrientes de forma muy concentrada y, sobre todo, con mucha “biodisponibilidad”, es decir, son muy bien absorbidos por el organismo.
La mayor parte de las guías en alimentación recomiendan tomar de dos a cuatro raciones al día de lácteos (sumando leche, yogur y queso) dependiendo de la edad y circunstancias de cada colectivo. Sin embargo, el consumo está con frecuencia por debajo del recomendado. Con el apoyo de la UE, la Interprofesional Láctea (Inlac) ha desarrollado la campaña “Súmate a la Generación Láctea”, que promueve pautas de alimentación saludable junto a la práctica de ejercicio regular.
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