La decisión de la compañía de convertir la factoría de Fresno de la Ribera en una quesería de referencia internacional ha dado sus frutos: “los numerosos premios internacionales que hemos logrado son un refrendo a la apuesta tan importante que la compañía hizo por la calidad a la larga se demuestra que es mucho más rentable hacer productos de gran calidad”, dice Manuel Viaño, director de la fábrica de Fresno de la Ribera (Zamora).“En nuestra quesería se conjugan tres elementos claves: la calidad, la modernidad y la tradición. Queremos responder a nuestros orígenes como industria quesera artesanal de principios de siglo, respetando las recetas centenarias y el arte tradicional en la elaboración del queso”, añade Viaño.
Esta decidida apuesta por los productos de calidad ha sido posible al introducir en la factoría los avances tecnológicos más novedosos en su momento e instaurando los más estrictos y rigurosos controles de calidad a lo largo de todo el proceso productivo. Un ejemplo de esa conjugación entre tradición y modernidad es el proceso de madurado de los quesos que se producen: “Nuestras cámaras de maduración son herederas de las antiguas bodegas subterráneas donde se guardaban los quesos, lo que nos permite mantener en nuestro queso la misma textura y el sabor tradicional que lo han caracterizado a lo largo del último siglo”, concluye el director de la fábrica de Reny Picot en Fresno de la Ribera.
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