Más del 60% del calcio de la dieta media española procede de los lácteos y es difícil conseguir un aporte adecuado del mineral sin tomar suficiente cantidad de estos alimentos. Así lo afirmaron expertos de referencia reunidos en Valladolid, con motivo del encuentro “El Papel de los Lácteos en la Salud. Mitos y Realidades”, para debatir sobre los lácteos en la alimentación y arrojar luz sobre las principales evidencias científicas en torno a este grupo de alimentos.
Este seminario fue organizado por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (Finut), la Organización Interprofesional Láctea (Inlac) y el Museo de Ciencias de Valladolid, del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. En el seminario participaron especialistas de la talla de Paz Redondo del Río (Universidad de Valladolid); Ángel Gil (presidente de Finut y Universidad de Granada); y Rosa María Ortega (Universidad Complutense de Madrid).
Los beneficios de la ingesta de lácteos
Desde hace miles de años, la leche y los productos lácteos forman parte de la dieta humana. Sin embargo, más allá de su valor nutricional, la leche es objeto de investigación continua para dilucidar la relación entre su consumo y la salud humana. Las principales recomendaciones de consumo de alimentos, guías y objetivos nutricionales alimentarios establecen su inclusión en una dieta variada y saludable.
La leche se considera un alimento básico y equilibrado, que proporciona un elevado contenido de nutrientes en relación al contenido calórico, es decir, una excelente densidad nutricional. El valor nutricional de la leche es superior al de la suma de todos sus componentes, lo que se explica por su particular equilibrio de nutrientes.
La evidencia científica actual, basada en el estudio del consumo de leche y productos lácteos en cohortes de cientos de miles de personas, así como en estudios de intervención aleatorizados, indican que el consumo apropiado de estos productos es beneficioso en todas las edades. Muy recientemente se ha publicado que el consumo de lácteos se asocia a un menor riesgo de mortalidad y de eventos cardiovasculares tales como enfermedad coronaria, infarto, fallo cardiaco e ictus en el estudio prospectivo PURE (Prospective Urban Rural Epidemiology), que incluye más de ciento treinta mil sujetos de edad entre 35-70 años de 21 países en cinco continentes.
Desmitificar errores
La leche y los lácteos son alimentos muy valiosos desde el punto de vista nutricional, por aportar numerosos nutrientes, proteínas de alta calidad y compuestos beneficiosos para la salud. Los lácteos son las principales fuentes de calcio y vitamina B2, se encuentran entre las tres primeras fuentes de proteínas, vitamina A, vitamina B12, vitamina D y zinc y además, proporcionan cantidades importantes de vitamina B6, fósforo, potasio y yodo. Sin embargo, han proliferado mitos y errores que han condicionado un paulatino descenso del consumo de estos alimentos.
Uno de los mitos que afecta a su consumo es pensar que los lácteos tienen mucha grasa o que son peligrosos en el control de peso o del colesterol. Sin embargo, el contenido en grasa de la leche entera es del 3.5%, muy inferior al de muchos alimentos. En lo que se refiere a su impacto en el control de peso, los estudios realizados ponen de manifiesto, que no se produce un incremento del peso al aumentar el consumo de lácteos, incluso algunos estudios encuentran beneficios en la pérdida de grasa (cuando se siguen dietas hipocalóricas y si se aumenta el consumo de lácteos hasta el aporte aconsejado). En numerosas ocasiones, se ha asociado el consumo de lácteos con mayor producción de mocos, asma o resfriados sin ningún fundamento científico: las investigaciones realizadas en este sentido señalan que no hay ninguna evidencia que sustente esta afirmación.
La intolerancia a la lactosa y la alergia a las proteínas vacunas
Algunos de los problemas nutricionales más destacables, son los relacionados con las reacciones adversas de los alimentos (alergias e intolerancias). Los lácteos pueden causar en algunos individuos, intolerancia a la lactosa o alergia a proteínas vacunas. La prevalencia de alergia a proteínas vacunas en España se sitúa entre el 0,5-2% presentando un carácter transitorio hasta en el 80% de los casos. La prevalencia de intolerancia a la lactosa es muy variable en función de la región y la etnia, situándose sobre el 10% en el norte de Europa, el 50% en el área Mediterránea y centro Europa y pudiendo llegar a ser mayor del 70% en Asia y África, existiendo diferentes tipos: intolerancia congénita, intolerancia primaria o racial e intolerancia secundaria o adquirida. El diagnóstico de la intolerancia a la lactosa se realiza mediante la valoración de la absorción de lactosa mediante el test de hidrógeno espirando, realizándose una prueba de sobrecarga de lactosa (prueba tradicional) o una sobrecarga fisiológica de lactosa (ingesta de un vaso de leche).
Es importante tener presente que la sensibilidad a la lactosa puede variar ampliamente dependiendo del nivel de intolerancia de cada persona, tolerándose una cantidad al día diferente dependiendo el individuo. Respecto al tratamiento de la intolerancia a la lactosa, es importante limitar la ingesta de leche y de sus derivados y el consumo de quesos y yogures siempre se deben introducir poco a poco y según tolerancia individual. Por otra parte, los lácteos suplementados con probióticos reducen los síntomas de hinchazón, posiblemente como consecuencia de que la lactasa microbiana mejora la digestión de la lactosa.
Las principales conclusiones de este seminario fueron las siguientes: